Lo público y lo privado en la construcción de futuro
Joel Muñoz
Una sociedad donde sólo exista lo privado, lo mío y lo tuyo, parece que no es ecológico. El mundo del individualismo, bajo las leyes de la competencia y del mercado, nos está llevando a la depredación humana, económica, social, cultural y ambiental. Pero una sociedad donde sólo exista lo público, ya sabemos que conduce a la depredación de la identidad personal, al dominio corporativo del estado, a la pérdida de la iniciativa y de la creatividad.
Nos hemos convertido en consumidores-depredadores como producto de la exacerbación de lo privado y lo individual. O nos hemos convertido en militantes de lo público y hemos despreciado la naturaleza original de cada persona con toda su potencialidad creadora.
Ni lo uno ni lo otro, debemos reconocer que necesitamos de ambos espacios, reduciendo los impactos negativos y ampliando los beneficios. Lo privado como lo público son indispensables para nuestra vida.
Y también necesitamos de un tercer espacio compuesto por los dos planos anteriores, lo público y lo privado juntos.
Sólo recién estamos descubriendo este nuevo espacio como una apertura mayor de posibilidades, que no viene a reemplazar los ámbitos anteriores.
Podríamos vernos como seres humanos que necesitamos estas tres planos para desarrollarnos y no sentirnos obligados a elegir un solo espacio. Esta ha sido una limitación autoimpuesta que no nos ha permitido ampliar nuestras posibilidades, sino reducirnos hasta la intolerancia máxima y hasta la descalificación más absurda.
Ni lo uno ni lo otro, debemos reconocer que necesitamos de ambos espacios, reduciendo los impactos negativos y ampliando los beneficios. Lo privado como lo público son indispensables para nuestra vida.
Y también necesitamos de un tercer espacio compuesto por los dos planos anteriores, lo público y lo privado juntos.
Sólo recién estamos descubriendo este nuevo espacio como una apertura mayor de posibilidades, que no viene a reemplazar los ámbitos anteriores.
Podríamos vernos como seres humanos que necesitamos estas tres planos para desarrollarnos y no sentirnos obligados a elegir un solo espacio. Esta ha sido una limitación autoimpuesta que no nos ha permitido ampliar nuestras posibilidades, sino reducirnos hasta la intolerancia máxima y hasta la descalificación más absurda.